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Ideario Pictórico
Mi obra está basada en el expresionismo conceptual; se aleja del figurativo tradicional para entrar en una metodología más primitiva, no exenta de riesgos a la hora de enjuiciarla. Para mí, la representación de la naturaleza física u objetiva del entorno y de sus elementos obstaculiza el poder sensorial de crítica del observador, ya que le entretiene en enjuiciar el valor decorativo, aunque no estético, de los elementos que están estructurados y que siguen unas coordenadas meditadas o gestuales del artista. En ambos casos, cuando la estructura es meditada o gestual, y en este último caso por la impronta del momento, encontramos un proyecto de plasmación de una ideas o conceptos que el artista determina según su criterio subjetivo y que el observador analiza desde su punto de vista, subjetivo también. El estado emotivo a la hora de crear obra condiciona el resultado final de la misma, tanto para el mismo artista, como para el observador, ávido este último, de nuevas sensaciones que espera encontrar en cada pieza que examina. El estado anímico del observador en ese primer encuentro es también importante, ya que en este punto el observador, aunque expectante, no podrá emitir una valoración real para sí mismo. A veces una “segunda lectura” aclarará algunas dudas que han sido sometidas a proceso de asimilación o revalorización de algún componente de la obra. El arte primitivo ha sido una de las herramientas más importantes de las que ha dispuesto el arte hasta ahora. Todos hemos bebido de sus fuentes; no se trata de copiar un arte primitivo, que para algunos pueda ser superficial por su simpleza plástica, todo lo contrario, aprendemos de aquel humano predecesor nuestro una metodología básica sin filigranas estructurales y cromáticas, pero descriptiva en lo iconográfico y conceptual en lo expresivo. Conjugar todos los datos que tenemos en la actualidad para expresar nuestra filosofía particular es tanto más difícil para nosotros como para aquellos individuos “antiguos” entender nuestra sociedad. Todo ello sin caer en la superficialidad o la escasez gestual. En todo caso, considero que mi obra es una expresión retórica en cuanto a la representación natural de los elementos del entorno, ni siquiera podría llamarle aproximación. Se trata de crear un concepto plástico que me acerque a la subjetividad del observador.
En la serie “Opus Nova” presento un planteamiento cromático y estructural en el que intento definir el proceso evolutivo de toda mi obra hasta la fecha. En ella, vuelvo a barajar la distribución de los elementos participantes sin el uso de artificios que comprometan el planteamiento subjetivo propio. De nuevo, el observador hará su propia lectura de lo que quiero expresar. El objetivo es establecer un medio conductor que una la mente del observador con mi mundo conceptual; así mismo, la implicación del observador mediante su crítica es muy necesaria ya que evite que el/la artista se recree improductivamente en su obra, lo cual modulará la obra de aquel/aquella sin alterar su impronta natural. Es importante resaltar el uso de herramientas que determinen la textura de la obra, ya que ésta es también determinante del sustrato sobre la que se apoya la construcción. A mi juicio, el artista debe enzarzarse en la búsqueda de las emociones estéticas que su obra ha de producir sobre el observador, prescindiendo de todo componente decorativista. Cada cuadro ha de tomarse “per se”, y no por acompañante de otros elementos del mobiliario; es, en si mismo, un espacio que está delimitado por un momento concreto de estructuración.
C. Mirasierras
cmirasierrastl@yahoo.es